Los juegos de supervivencia son de mis favoritos y, cuando vi que The Planet Crafter salía del early access, no pude resistirme a probarlo. Su propuesta es interesante, por ser también un título de terraformación, y por tener un enfoque más relajado que otros del género. Tras hacer habitable un planeta, te cuento lo que me ha parecido este videojuego en este análisis.
Un planeta apto para la vida humana
The Planet Crafter es un videojuego de supervivencia espacial y terraformación. Cuando comienzas una partida, caes en un planeta hostil para la vida humana. El único lugar seguro es la cápsula en la que viajas, que te sirve de refugio para recuperar el oxígeno que te falta en el exterior de la misma. ¿Tu objetivo? Hacer que ese lugar inhóspito del espacio sea habitable para los humanos.
Suena ambicioso, ¿verdad? Y lo es, sí, y se nota también en el propio desarrollo de las partidas, que pueden durar decenas y decenas de horas, dependiendo del ritmo al que consigas avanzar. Antes de entrar en detalle, seguro que te has quedado pensando en ese factor de terraformación. Bueno, esto no es Animal Crossing: New Horizons, así que no vas a cambiar cada hueco del escenario, pero sí modificarás el ecosistema.
Cuando una partida arranca, el planeta no tiene ni atmósfera compatible con los humanos. Así que, el primer objetivo, es desarrollar tecnología que lleve a este mundo a ser un espacio verde, sostenible y habitable, en el que la vida crezca. Y con eso me refiero a que aparezca agua, a que el musgo empiece a brotar de la tierra marrón y a que los animales empiecen a nacer.
Vaya, que lo de terraformar viene porque vas a cambiar el mundo que conoces. Lo que era un desierto capaz de acabar con cualquier tipo de vida se puede llegar a convertir en una tierra verde, llena de agua y que rebosa vida. Es bastante espectacular ir viendo los cambios y te aseguro que era muy escéptico con este sistema antes de jugar. Pero sí, funciona, y es realmente cautivador ver la evolución.
Un planeta lleno de recursos
Aunque el planeta sea una trampa mortal para el ser humano (de hecho, encontrarás al explorar naves destruidas y muestras de que otras personas no tuvieron tanta suerte como tú), está lleno de minerales. Hierro, titanio, cobalto… Todos estos materiales, que están repartidos por el suelo y que reaparecen con asiduidad, son los que necesitas para construir tecnología y avanzar en tu supervivencia.
Por supuesto, no todos los recursos se obtienen de forma sencilla y hay algunos que están ocultos en lugares más difícilmente accesibles al principio, pero siempre puedes crear pequeñas bases en cualquier lugar e, incluso, podrás viajar rápido de un punto a otro llegado un momento avanzado. The Planet Crafter te invita a explorar mucho, pero debes hacerlo con cabeza, sobre todo por tu propia salud.
Ten en cuenta que, al ser un juego de supervivencia, no todo es tan sencillo. Aunque no hay enemigos como tal, el entorno es muy peligroso. Necesitas controlar tus niveles de oxígeno, hambre y sed. Al principio será una odisea, pero poco a poco obtendrás equipo o generarás tu propia comida, lo que te permitirá ir más tranquilo, siempre y cuando no te mate una lluvia de meteoritos.
Al principio solo podrás fabricar máquinas y equipo básico, pero poco a poco irás descubriendo nuevas recetas. Aunque puedes encontrar algunos planos explorando, el grueso del avance lo conseguirás por la explotación de los recursos del planeta y por la generación de diversos elementos. La verdad es que el juego tiene un funcionamiento bastante curioso en ese sentido y me ha gustado mucho.
Hay tres tipos de recursos que puedes generar: oxígeno, calor y presión. Esto lo haces con diferentes máquinas, que trabajan de forma constante aumentando el nivel de estos recursos en el planeta. El crecimiento de los valores de cada uno de ellos ayuda a dos cosas fundamentalmente: a desbloquear nuevas tecnologías en un panel dedicado a ello y a elevar el nivel de terraformación del planeta.
El valor de terraformación es el número que el juego utiliza para indicar el avance del planeta hasta un nuevo estado. Por ejemplo, la primera evolución es conseguir un cielo azul, lo que cambiará el lugar para siempre, pero ese sólo será el principio. Aún así, para llegar a ese primer punto invertirás muchas horas, sobre todo en la primera partida, ya que necesitas aclimatarte a todo lo que ofrece el título.
De hecho, todo lo que haces afecta al planeta entero. Por ejemplo, para que las máquinas de extracción de oxígeno, calor y presión funcionen, necesitas generar energía con diferentes construcciones. No importa donde construyas la maquinaria, su funcionamiento servirá para todo el planeta, siempre y cuando obtengas la suficiente energía, porque de lo contrario se pararán todas y cada una de las construcciones.
Las máquinas son de muchos tipos y tamaños, y sirven para muchas cosas distintas, además de para recolectar esos recursos que mejoran la terraformación. También te ayudan a generar comida o a tener comunicación con el exterior, pero esto es sólo la punta del iceberg. El juego es inmenso, puede abrumar incluso. Y, por cierto, puedes llegar a automatizar algunos procesos también, aunque esto no es Satisfactory.
La sensación de descubrimiento
Desde Minecraft no tenía un sentimiento tan fuerte de interés por descubrir, por explorar, por saber qué será lo próximo que podré hacer. Creo que el videojuego hace una cosa muy bien desde el principio: te enseña rápidamente la ingente cantidad de cosas que puedes llegar a hacer, aunque te quede mucho tiempo. Saber que eso existe te motiva a seguir y, honestamente, es un juego del chill en el que pasan las horas sin darte cuenta.
Algo bueno que tiene The Planet Crafter es que construir es muy fácil y solo tienes que poner la estructura en el lugar que quieres que esté, no tiene un componente creativo en ese sentido. A mí me gusta mucho construir, pero este título va de otra cosa. Aún así, sí puedes jugar un poco al crear las bases, ya que se hacen uniendo módulos habitables y generando estancias más grandes, tanto a nivel horizontal como vertical.
Y la otra parte positiva es que puedes jugar en solitario o con hasta 10 amigos. Jugar con más personas tiene sus ventajas y también sus inconvenientes, sobre todo a la hora de generar comida (aunque puedes personalizar la partida a tu gusto), pero es absurdamente entretenido. Te lo recomiendo totalmente si buscas un videojuego cooperativo, especialmente si los jugadores vais un poco a ciegas.
Por lo demás, el juego me ha funcionado bien en mi RTX 4080. Gráficamente es sencillo, aunque es vistoso en según qué situaciones. Desde luego, no es su mejor apartado, pero se nota que es un juego indie en esas cosillas, así como en algunos modelados como rocas y otros elementos, que no están tan bien resueltos como las máquinas o las construcciones, que sí son muy chulas.
El juego está traducido al español en todos los textos, así que podrás aventurarte al espacio sin miedo a no entender algo, y tiene compatibilidad total con teclado y ratón, pero también con mando. Los controles me han parecido muy cómodos, independiente de lo que utilices, así que un punto muy a favor. Yo prefiero jugar con mando y a veces con estos títulos hay incomodidades, pero no es el caso.
Conclusiones
The Planet Crafter es un juego de supervivencia espacial y terraformación único, con un enfoque más relajado al no tener enemigos. Su jugabilidad, centrada en cambiar por completo el ecosistema de un planeta, me ha sorprendido por su acertado desarrollo. Está lleno de contenido y puedes jugarlo sólo o hasta con 10 amigos, otro puntazo. El acceso anticipado le ha sentado muy bien.