Si te gusta la magia y los juegos tranquilos, puede que The Last Alchemist llame tu atención de forma significativa. Este videojuego cozy de Vile Monarch te pone en la piel de un alquimista que busca la cura para una plaga que ha asolado una aldea. Tras años de ausencia, el protagonista de esta historia vuelve para desentrañar los misterios de la alquimia. ¿Merece la pena esta aventura? Te lo cuento en el análisis.
DESARROLLADOR | EDITOR | PLATAFORMAS | FECHA DE LANZAMIENTO |
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Vile Monarch | Marvelous Europe | 12 de julio de 2024 | PC |
Los secretos de la alquimia
La alquimia no son matemáticas; es más bien un acertijo. Unes dos compuestos y esperas el resultado. No siempre sale bien, pero aprendes en el proceso. The Last Alchemist tiene esto en cuenta para crear una aventura de gestión y crafteo alrededor de la creación de pociones y elementos que trascienden el entendimiento humano, y te pone en la piel del último alquimista.
El protagonista es aprendiz de Sendivogius, un alquimista reconocido que falleció y que dejó su laboratorio libre. Nuestro alquimista vuelve a las instalaciones con el objetivo de obtener una cura a una plaga que asola una aldea. Para ello, debe obtener esencias de algunos elementos del mundo, procesando recursos e intentando llegar a la creación definitiva que permita acabar con el problema.
La cuestión es que el alquimista no sabe muy bien cómo proceder, por lo que esta aventura nos propone un crecimiento y aprendizaje constante, aunque de una forma muy densa y atropellada, con demasiada información en las primeras horas de juego. No está bien equilibrado en ese sentido. Aún así, no estarás sólo: los Agari, unas simpáticas criaturas, te ayudarán en tu viaje.
¿Cómo? Pues encargándote misiones, fabricando máquinas o guiándote en tu aprendizaje como alquimista, por citar algunos ejemplos. Pero, nada es gratis, y deberás pagarles su trabajo y ayuda con algo de gran valor, el conocimiento. La forma de adquirir estos puntos de sabiduría son variados, como el descubrimiento de nuevos lugares o materiales, aunque siempre puedes vender objetos a cambio de conocimiento (de hecho… tendrás que hacerlo, rompiendo la magia de explorar).
Tu objetivo es crear herramientas y máquinas que te ayuden a obtener y procesar recursos para generar esencias que, a su vez, te permitirán elaborar compuestos complejos para avanzar en la búsqueda de la cura. Esta es la mejor parte, ya que el concepto de las esencias es interesante, ya que se asemejan a “cadenas moleculares” y acertar con los crafteos es complejo y estimulante. Esto se asemeja más a un rompecabezas.
Aún así, ese estímulo se diluye cuando ves que la trama no evoluciona bien y es escasa (aunque acelera en la segunda mitad), que la relación con los Agari se reduce a una colaboración “laboral”, que hay pocas misiones secundarias y que la jugabilidad cae en la repetición muy rápido. Además, el mapa es enorme y las opciones de desplazamiento se reducen a andar, lo que te hará perder mucho tiempo cuando te toque ir de un lado para otro.
Es más, el videojuego tiene sistema de resistencia, por lo que debes tener cuidado de no agotarte realizando tareas. Por la noche podrás descansar, siempre y cuando duermas a tiempo. Algo que no me gusta es que, como en otros muchos juegos (el mismísimo Stardew Valley, sin ir más lejos), la partida se guarda cuando duermes, haciendo que te pienses mucho si empiezas un nuevo día o terminas de jugar.
El juego tiene un pequeño reducto metroidvania: hay zonas inaccesibles al principio y debes superarlas obteniendo habilidades. No es una mecánica que moleste y te ayuda en los primeros compases a no desviarte demasiado, aunque es un videojuego bastante guiado, a pesar de tener el mapeado abierto. Lo que también me ha sorprendido es que en unas 8-10 horas puedes superarlo, pero creo que está bien. Más sería contraproducente porque la propuesta no da para más.
Sin soporte para mando y sin español
Hay detalles adicionales que no acompañan. Lo primero es que el juego no tiene ningún tipo de compatibilidad con mando, sólo puedes jugar con teclado y ratón. Lo segundo es que no está en español, lo que puede ser un problema si no dominas inglés, porque hay muchísimas explicaciones complejas de las numerosas mecánicas. Lo tercero es que el apartado técnico es mejorable.
He sufrido tirones y bajones como una RTX 4080, algo que no debería suceder. Artísticamente tampoco me parece demasiado llamativo, con unos colores bastante planos, especialmente en el mundo abierto (mejora en estructuras, máquinas e interiores). Lo mejor son los Agari, sin duda, y el diseño de las diferentes herramientas y máquinas, que sí es más acertado.
Conclusiones
The Last Alchemist es un juego de aventuras interesante para los amantes de la alquimia, los juegos tranquilos y los rompecabezas, pero su fórmula apuesta por unir demasiadas mecánicas que no terminan de explotar en ningún momento.
Por último, dar las gracias a Decibel PR por cedernos una copia de The Last Alchemist.