En plena fiebre por Cyberpunk: Edgerunners, Meta Quest 2 recibe RUNNER, un videojuego de estética cyberpunk y jugabilidad tipo bullet-hell arcade, honrando a los clásicos de los 80 y 90. Montados en una moto, nuestro objetivo es escapar de la ciudad en la que estamos atrapados. No será fácil, porque todo el mundo quiere impedirlo y tendremos que abrirnos paso a balazos, en una experiencia muy intensa incluso para experimentados en realidad virtual.
RUNNER me entró por los ojos la primera vez que lo vi. Estética cyberpunk, acción shooter desmedida montados en una moto bien guapa y una propuesta directa: acabar con todo el que se nos cruzara. En RUNNER encarnamos a Mina, una chica que quiere escapar de la ciudad, controlada por megacorporaciones y todos los problemas típicos de esta ambientación. Ella tiene un objeto que le puede dar esa ansiada libertad. ¿El problema? Que otros amables ciudadanos no quieren que Mina escape.
Mina tiene que atravesar toda la ciudad por la autopista para poder huir, así que la mejor forma de hacerlo es con una moto que supera los 300 km/h. El problema es que disparar y esquivar enemigos, a la vez que controlamos este vehículo, puede ser realmente duro, y doy fe que lo es, aunque no por el control, sino por la intensidad del gameplay, que ha provocado que solo haya podido jugar al título en partidas cortas para no marearme.
Acción arcade
La historia del juego es casi una excusa para todo lo demás (por cierto, podéis ampliar el relato con una precuela en forma de novela visual, PREAMBLE, que podéis encontrar en PC y móviles), así que la propuesta de RUNNER es sencilla y muy directa: superar cada fase disparando sin parar y avanzando por las carreteras, que se generan de forma procedimental en cada run que hagamos. RUNNER es acción arcade y es espectacular desde el primer segundo de juego.
Y sí, digo cada run, porque aunque solo hay 7 fases (7 distritos para atravesar), el juego es dificilísimo. Además de que es muy duro de por sí, creo que también ayuda a incrementar su dificultad el hecho de que los controles son terriblemente confusos, obligándonos a pulsar distintos botones para acciones que normalmente no necesitan de esas interacciones, como sacar una pistola para disparar usando la A.
Esto es lo peor del juego para mi gusto: cuesta mucho hacerse al esquema de controles. Hay un tutorial que lo explica todo y, con el tiempo, uno se hace a él, pero las primeras horas se hacen algo complicadas, porque en el estrés de las persecuciones (drones, otros motoristas y diversos enemigos nos atacan todo el rato) es realmente difícil recordar exactamente cada movimiento, porque no se sienten naturales.
Pero más allá de eso, el juego es realmente duro. Los enemigos caen con varios golpes, las pantallas son largas (fácilmente 10 minutos para llegar al jefe) y los bosses finales son unas esponjas de balas. Me ha costado mucho avanzar en el juego porque, además, he sentido algo de cinetosis jugando. He tenido que hacer partidas muy cortas, porque es demasiado intenso. De hecho, si lleváis poco tiempo en VR, ni os acerquéis al juego, sinceramente. Es una experiencia muy movidita.
De todas formas, el juego sabe que es muy difícil y pone a nuestra disposición un modo “Invencible” para que podamos superarlo sin mayores problemas y podamos, al menos, conocer la historia. Este modo puede hacer que nos ventilemos el juego en hora y media, pero ni de broma os durará eso si optáis por jugarlo sin ningún tipo de ayuda. Tardaréis horas y horas en dominarlo y, aún así, moriréis en muchas ocasiones sin sentir que podíais sobrevivir. Me queda la sensación de que han tenido que ponerle una dificultad casi injusta para que no se quede muy corto.
Poderes, armas y más mejoras
En cada una de las fases vamos consiguiendo diferentes mejoras, como un buen arcade merece. Nos vamos encontrando granadas, misiles, más escudo para nuestra moto, nuevos tipos de munición para las pistolas o para nuestra moto (sí, el vehículo dispara). Por eso, además de estar atentos a los enemigos y a las trampas, es importante mirar la carretera, para coger todas estas mejoras, que nos harán llegar lejos en cada una de las fases.
De todas formas, lo de los potenciadores es algo frustrante, porque coger uno nuevo significa perder el que teníamos y, a veces, esto nos perjudica. Por cierto, tened en cuenta que, cada vez que mueres, pierdes absolutamente todo, teniendo que empezar la fase desde cero, y por eso también dura muchas horas. Una forma de que esto no suceda es jugar de la mejor forma posible, porque si enganchamos combos, podremos activar el tiempo bala, recurso que nos ayuda mucho a matar a los rivales que tengamos cerca.
En cuanto a nuestro arsenal, lo dicho: armas en la moto, dos pistolas que podemos usar y cambiar su munición, podemos obtener unos misiles teledirigidos, granadas (complicadísimo acertar con ellas) y alguna que otra sorpresa más. Tenemos hasta una espada, pero es más resultona que útil, porque lo más habitual es mantener cierta distancia con los enemigos.
Técnicamente el juego va perfectamente en Meta Quest 2 y tiene unos gráficos bastante buenos, con una recreación de esa ambientación cyberpunk realmente conseguida. No he tenido grandes problemas de bugs, pero sí que me ha chocado la selección de niveles. O empezamos una partida nueva o seguimos por dónde estemos, pero no podemos elegir un nivel concreto una vez superado. Extraña decisión.
Conclusiones
RUNNER es un juego divertido, directo y frenético, que os entretendrá durante horas, pero creo que la dificultad está muy mal medida y puede llegar a frustrar, ya que morir significa repetir un nivel entero, y lo haréis hasta la saciedad. El modo “Invencible” me parece una mala opción, porque desvirtúa el juego, así que la dificultad se carga bastante la experiencia. Además, es un juego realmente intenso y que puede haceros pasar un mal rato. Tiene sus cosas buenas, pero le falta algo para brillar.
Por último, dar las gracias a Truant Pixel por cedernos una copia de RUNNER.
