Moss: Book II ya lleva un tiempo en el mercado, desde que se lanzó en PSVR. Ahora, Polyarc ha sacado la esperada versión de Meta Quest 2 y por fin he podido jugarlo. Moss 2 es la secuela más secuela que he visto nunca, pero supone un paso adelante muy importante respecto al primero: es la culminación de la visión del estudio, en un videojuego imprescindible en la realidad virtual.
Tras jugar a Moss: Book I tuve algunas sensaciones encontradas. El concepto del videojuego me había encantado y gráficamente era delicioso. Esa idea de estar jugando en una maqueta, como si estuvieras utilizando tus juguetes siendo un niño, era algo muy poderoso. Los puzles eran interesantes y la creación del mundo era más que decente, pero el juego se acababa cuando empezaba a despuntar.
La pequeña Quill se había hecho más fuerte en el viaje y el videojuego comenzaba a creerse que era realmente bueno, que en sus ideas había potencial, que los puzles podían ser complejos y las batallas únicas. Pero justo ahí se terminaba, de forma abrupta incluso, dejando muchos cabos sueltos. Y, no os miento, aunque el juego me gustó, me dejó un sabor algo agridulce. Aún así, era comprensible: estábamos ante un proyecto indie con recursos limitados.
Creo que es de recibo empezar así el análisis de Moss: Book II porque tenéis que tener en cuenta que el videojuego es, literalmente y de la forma más estricta posible, una continuación del primero. Moss 2 comienza justo donde muere el primero y, aunque el juego te refrescará los controles si te bloqueas, casi que da por hecho que sabes cómo se maneja el cotarro. ¿Podéis jugar a este sin haber catado el primero? Yo no lo recomiendo.
De hecho, es una secuela tan secuela que en los primeros compases es inevitable pensar mal. “¿Por qué han sacado un juego nuevo? Podrían haber hecho un DLC, o haber alargado el primero…”. Reconozco que tuve estos pensamientos intrusivos, de los que ya me disculpo. Porque cuando el juego arranca (y no tarda en hacerlo) te das cuenta de que, aunque todo es familiar y es una continuación, Polyarc ha podido dar rienda suelta a su creatividad y desatar el potencial que esconde Moss.
Más y mejor
Tras los acontecimientos del primer juego, donde Quill logra rescatar a su tío, el mundo de Moss sigue en peligro. Quill necesita recuperar las 5 Reliquias para acabar con el líder de los Arcanos, el búho Tylan. Con esa premisa, el juego nos lanza directamente a la acción, con el jugador haciendo de nuevo el papel de Leyente. De esta forma, nosotros formamos con Quill la gran Dupla que salvará a Moss.
La historia tiene, en mi opinión, un aire más oscuro que en la primera, con algunos momentos realmente duros. Quill se ganó un hueco en nuestros corazones en la primera parte y aquí es muy interesante ver cómo ha madurado y está convencida de lograr su objetivo. Aún así, tendrá que sufrir mucho durante el viaje. Preparáos para momentos de verdadero drama.
El juego sigue el mismo concepto que el primero: diferentes pantallas en las que tendremos que resolver ciertos puzles o combatir contra diferentes robots de los Arcanos para poder avanzar. Aunque muchos de los enemigos que estaban en el primero repiten, también se han introducido varios que dan mucha frescura al videojuego. Lo hacen, sobre todo, porque son muy divertidos de manipular. Como sabréis, nosotros, como Leyentes, podemos coger a los enemigos y utilizarlos a nuestro favor.
Los nuevos, en su mayoría, marcan una buena diferencia con los ya conocidos y tendremos que realizar nuevas acciones. Por ejemplo, estirar a una especie de bicho bola y soltarlo, haciendo que ruede por el escenario para activar mecanismos o atacar a otros enemigos; o una especie de unidad mortero que lanza bombas, que podremos manejar a nuestro antojo.
Los añadidos ayudan tanto a los puzles como a los combates, algo que también hacen las nuevas armas. En el primer juego solo podíamos tener una espadita, pero esto ha cambiado. El martillo es el más famoso porque Polyarc centró la promoción del juego a su alrededor, pero hay otras, como una cuchilla que podemos lanzar. Lo mejor es que, de nuevo, las armas influyen también en los puzles. Ahora son también poderes.
Por ejemplo, con la espada podemos realizar una especie de teletransporte para hacer saltos imposibles; con las cuchillas podemos activar una serie de mecanismos que encontramos por el mapa. Todo en el juego ha crecido, ha cogido más importancia, más relevancia. Polyarc se ha creído que podía hacer algo grande y eso ha provocado que los puzles sean aún más divertidos.
Aunque algo curioso que me ha pasado es que me ha costado menos resolverlos, pero creo que se debe precisamente a la familiaridad que desprende el juego. A pesar de las nuevas ideas y mecánicas, he tenido la sensación de conocer ya cómo piensa el estudio y me ha sido algo más fácil encontrar la solución a los acertijos, pero eso no es malo: siguen siendo desafiantes en su justa medida, pero aún más divertidos de afrontar, especialmente cuando todas las mecánicas se combinan para complicarlo todo.
Sí, Moss: Book II es más de lo mismo, pero mucho mejor. Todo está mejorado, incluso los coleccionables. Sigue el juego plagado de ellos, pero aún hay más; también hay de nuevo caminos secretos para conseguir armaduras nuevas, que podemos intercambiar en Quill. Porque sí, aquí tenemos un menú de equipamiento más avanzado y que podremos usar en tiempo real. Como decía, y por poner un ejemplo, a veces tendremos que usar la espada para teletransportarnos y, seguidamente, la cuchilla para activar algo. Estamos ante un gameplay mucho más rico y variado.
Moss, un mundo precioso
Aunque no haya una excesiva mejora puramente gráfica, lo que sí ha mejorado mucho todo es a nivel de tamaño, diseño y arte. Moss: Book II es aún más bonito que el original, con escenarios preciosos, muy bien trabajados y más grandes (aunque sigan existiendo transiciones de pantalla a pantalla, la construcción de los niveles tiene mucha mayor coherencia y podemos ver escenarios más lejanos, además de que se permite el backtracking y hay una zona que actúa casi de hub central), con una iluminación mejorada muy creíble para ser Meta Quest 2, y con un diseño artístico exquisito.
A la belleza de Moss se le suma una banda sonora genial, que remata el cóctel perfecto que hacen todos estos elementos con los personajes (hay novedades súper importantes aquí, pero me niego a destriparlas) y el relato. Con tan solo dos juegos, Polyarc ha construido un lore interesante, entretenido, misterioso y con mucho recorrido por delante. Te sientes dentro de Moss, porque tú, como Leyente, eres una parte fundamental del desarrollo de ese universo. El juego vuelve a romper la cuarta pared y lo hace aún mejor.
Sobre todo porque las acciones que hacemos en Moss: Book II como Leyentes son muchas más. Al primero también le eché en cara que no aprovechaba el potencial de que nosotros podamos intervenir en el mundo y ayudar a Quill a superar los obstáculos con una intervención real, más allá de manejarla con el stick. Aunque creo que sigue existiendo margen para que esto sea aún más determinante, el avance es evidente.
Ahora es más habitual que tengamos que tocar o accionar elementos, tenemos que manejar nuevos enemigos, e incluso desbloqueamos algunos poderes. Por ejemplo, llegado cierto punto del juego tenemos la capacidad de utilizar las plantas a nuestro favor, creando nuevos caminos para Quill. La mayor intervención del jugador es algo a celebrar y aplaudir, algo que yo pedía expresamente para el juego.
Vuelve a ser un título de corta duración (5-6 horas), pero es muy intenso. No sobra ni un minuto, aunque de nuevo deja con ganas de más, porque es un muy buen videojuego. El mundo de Moss puede alojar aún más historias en el futuro y eso es algo a celebrar, sin duda. Por cierto, el juego tiene subtítulos en español y tiene doblaje al español latino. Aún así, yo seguí con el doblaje en inglés, porque la interpretación es absolutamente soberbia, mejor aún que en el original.
Conclusiones
Moss: Book II es un imprescindible de la realidad virtual. El original puso las bases, estableció el camino a seguir de una gran idea, pero se quedó a medio camino. En este todo es más ambicioso y divertido, y la línea ascendente de Polyarc es algo a celebrar. Hacen falta juegos así en realidad virtual, porque Moss demuestra de nuevo que hay cabida para videojuegos en tercera persona que se puedan jugar cómodamente, sentados y sin riesgo alguno de mareos. Uno de los mejores juegos del año en VR.
