A veces basta con jugar un rato a un videojuego para darte cuenta de que te absorberá la vida sin piedad alguna. Sin duda, Die in the Dungeon cumple esa premisa. Cuando probé la versión prólogo de este roguelike y construcción de mazos hace unos cuantos meses ya tuve claro que sería una de esas obras a las que echarle horas y horas sin parar, y ahora reconfirmo las sensaciones.
Die in the Dungeon se lanza hoy, 21 de febrero, en acceso anticipado en Steam, y ya lo he jugado. Este juego español, desarrollado por ATICO Games, es un roguelike de construcción de mazos al estilo Slay the Spire, pero con una diferencia clave: en vez de cartas usas dados. Este cambio y la jugabilidad, en la que ahora entraré, hacen que sea un videojuego más lento de jugar, pero engancha sin miramientos.
A simple vista puede parecer que el juego no ha evolucionado mucho desde Origins (el nombre del citado prólogo), pero es un error pensar eso. Las mecánicas están más pulidas y hay más contenido, y es uno de esos early access que da gusto probar. Estoy convencido de que el potencial de crecimiento es enorme, pero te adelanto que lo vas a gozar si decides apoyarlo ya.
El poder de los dados
Este género es muy conocido actualmente, así que ya sabes qué esperar: al inicio de cada partida eliges un personaje (hay tres de momento), tus dados y te lanzas a la aventura. Tu objetivo es llegar lo más lejos posible en cada intento y, si mueres, vuelves a empezar, pero con algunas mejoras desbloqueadas. El planteamiento es el de siempre, no tiene misterio.
El giro en Die in the Dungeon está en su jugabilidad. Aquí no usas cartas, utilizas dados. Cada uno de ellos tiene varias caras con diferentes valores y al inicio de cada turno sale una. Sirven para distintas cosas: atacar a los enemigos, curarte, obtener escudo, provocar efectos adversos… Pero lo curioso no es esto. Lo interesante es que los dados pueden crear sinergias entre sí.
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En cada turno debes posicionar tus cubos en un tablero con casillas. En cada una puedes poner uno para utilizarlo. En todo momento tienes a tu disposición la información necesaria para entender los efectos que genera en ti, en tu enemigo o en los otros dados. Sí, como lo oyes. Muchos de ellos son capaces de aumentar las capacidades del resto de piezas del mazo.
Lo divertido, además, es que su uso funciona como un pequeño puzle. Las mejoras se aplican a las casillas del tablero y las obtendrás si posicionas otro cubo en ellas. Pero, como te digo, no es tan simple. Por ejemplo, puede que un dado mejore el ataque de otros si los posicionas a dos casillas de distancia. Es decir, hay un punto de estrategia aún mayor que en otros títulos del género.
Para mí es como si Slay the Spire y Dicey Dungeons hubieran tenido un hijo. ¡Y me flipa! De todas formas, como te adelanté antes, es un juego más lento que la competencia y las batallas se alargan porque es necesario meditar más cuál es la combinación mejor para aprovechar al máximo tus dados (por cierto, cada uno tiene un coste de uso y, por defecto, tienes tres puntos de energía por turno).
Los dados son mejorables en la run y, por supuesto, puedes conseguir otros, ya sea como recompensa o comprándolos en las diferentes tiendas. También afectan a tu desempeño las reliquias que consigas (modificadores con ventajas y desventajas) o las habilidades de los personajes. Cada uno de ellos es diferente y es necesario que adaptes el estilo de juego, algo que da variedad.
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El único pero que le pongo
Cada intento se genera de forma procedural y puedes elegir en todo momento qué ruta seguir para llegar al final de cada mazmorra. Puedes encontrar combates (fáciles, complicados y jefes), lugares de descanso, tiendas y multitud de encuentros aleatorios en los que puede pasar de todo, bueno y malo. Como te digo, la estructura del juego es reconocible y no innova, aunque tampoco lo necesita.
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En líneas generales, estoy contentísimo con lo que ofrece Die in the Dungeon y voy a seguir jugando porque me quedan muchas cosas por desbloquear. Lo que le pediría a día de hoy es más claridad en la interfaz de usuario cuando hay varios enemigos en pantalla, porque a veces cuesta ver qué va a suceder en esas situaciones. No queda tan claro como cuando hay uno o dos.
Es un producto genialmente trabajado y con un potencial enorme, aunque insisto en que ya merece mucho la pena. Por cierto, además de que me ha funcionado perfecto en PC (tengo una Gigabyte RTX 4080 Gaming OC 16GB GDDR6X y un Intel Core i7-14700K), quiero resaltar el apartado artístico. Me encanta el pixel art, las animaciones son chulas y los enemigos muy llamativos.
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Conclusiones
Die in the Dungeon es puro vicio. El uso de dados en vez de cartas hace que este roguelike sea más estratégico (y algo más lento de jugar), pero está muy bien planteado y engancha sin piedad. Tengo ganas de ver cómo se desarrolla este acceso anticipado, pero puedo recomendarlo ya. Merece la pena.
Por último, dar las gracias a HypeTrain Digital por cedernos una copia de Die in the Dungeon.