Gazzlers, un juego de disparos sobre raíles y roguelike, ya está disponible en la mayoría de plataformas de realidad virtual. Tras darle caña durante unas cuantas horas en Meta Quest 2 y morir mucho, te cuento lo que me ha parecido este entretenido videojuego de VR en este análisis.
Morir matando
Gazzlers es un shooter sobre raíles roguelike en VR desarrollado por Bolt Blaster Games y distribuido por el estudio español Odders Lab, creador de juegos de VR como Les Mills Bodycombat. En el videojuego tenemos que plantar cara a los Gazzlers, unos graciosos pero peligrosos personajes que quieren truncar nuestro viaje en tren. Y, vaya, te aseguro que se esfuerzan en hacerlo.
Aquí no hay historia ni trama que importe, y el contexto es súper simple. Viajamos en la parte trasera de un tren, mientras huimos de los Gazzlers e intentamos conseguir nuestro objetivo final: encontrar al Dios Máquina. El juego es, como decía, un roguelike, por lo que está pensado para que mueras bastante (mucho, de hecho), así que ármate de paciencia, porque la vas a necesitar.
Cada vez que empiezas una run el juego te lanza al viaje en tren y tu objetivo es llegar lo más lejos posible sin morir. Los intentos están divididos en fases, que están ideadas principalmente a modo de oleadas: en la primera hay pocos enemigos y son sencillos, pero la cosa se va complicando conforme avanzas, como es de esperar. Todo se complica, pero también consigues mejoras.
Como buen roguelike tienes dos formas de hacerte más fuerte: una es temporal y otra es permanente. Vamos con la primera, que es la mejor resuelta. Después de cada oleada tienes la opción de elegir una mejora para tu arma (vas “construyéndola” poco a poco) o para tu defensa, pero esas modificaciones se eliminan cuando te matan. No se guardan entre intento e intento y, de hecho, tendrás que ser afortunado para que te toquen buenas mejoras, porque no todas son igual de útiles.
Pero el gran problema del juego está en la progresión permanente. Cada vez que intentas una run consigues chatarra al final, y la cantidad que obtienes depende de los enemigos que mates (y cómo lo hagas, porque tienen puntos débiles, algo que me ha gustado, porque no hay que disparar a lo loco) o de los objetos que destruyas. El inconveniente lo encontramos en cómo está enfocado el sistema.
Conseguir suficiente chatarra para comprarte una mejora te costará varias runs y no será rápido. De hecho, es posible que se te haga bola buscar chatarra, porque las mejoras son carísimas y el juego no es variado ni consigue engancharte tanto como para picarte y animarte a seguir consiguiéndolas. Tardé en comprarme la primera media hora, lo que ya indica que no ha sido la mejor decisión de diseño.
Además, las mejoras permanentes no son nada atractivas: en general, mejoran tus características, algo que hace que la jugabilidad sea parecida todo el rato. Hubiera sido más interesante que se pudieran desbloquear poderes o elementos que hicieran más interesantes las runs. El juego está enfocado para farmear sin descanso, algo complicado con el paso de las horas.
Muy buen shooter, pero un roguelike regulero
Es una lástima que la progresión esté mal medida, porque creo que no le hace ningún favor al juego, porque es divertido. El gunplay es interesante y, dependiendo del arma y la munición que lleves en ese momento, tu estrategia cambia. Hay algunas más clásicas, otras tipo láser que te permiten mantener el gatillo o incluso algunas tipo lanzagranadas que te obligan a medir muy bien el tiro, porque las balas no van rectas.
Además, como he dicho antes, hay que pensar un poco y, aunque es un juego frenético, disparar por disparar no te va a servir. Los Gazzlers persiguen el tren motorizados (en coches, motos, aviones…) y puedes matarles a ellos o destrozar sus vehículos. Todos los enemigos tienen puntos débiles y ser certero te ayuda a acabar antes con ellos, algo que quieres a más no poder, porque tardan en caer.
Pero no acaba ahí la jugabilidad: aunque pudiera parecer que es un juego pensado para esquivar al más puro estilo Pistol Whip, lo que realmente tienes que hacer es protegerte con un escudo que absorbe todas las balas, aunque se sobrecalienta y deja de funcionar durante segundos. Hay que usarlo con cabeza, mejorarlo si puedes y esquivar alguna bala, pero como pienses que podrás evitar los disparos solo moviéndote estás equivocado. Los rivales son certeros.
A todo esto le acompaña un control muy directo y muy sencillo: gatillo para disparar, gatillo para sacar el escudo y botones traseros para agarrar la munición para recargar (manual, pero simple, está genial) o los objetos de curación. Funciona bien, es entretenido y no se pierde en cosas extrañas o complejas. Se mantiene accesible y fácil de entender; es un acierto genial.
Así que, sí, estás ante un videojuego de realidad virtual divertido, pero lastrado por su sistema de progresión y por lo repetitivo que se hace muy fácilmente. Lo veo más orientado a echar una partida suelta de vez en cuando que a echarle muchas horas. Por lo demás, es un juego simpático, muy colorido y con un arte que personalmente me gusta mucho. Los Gazzlers me han convencido rápidamente y tienen personalidad; creo que estos personajes se pueden explotar mucho.
Como apuntes finales, he jugado en Meta Quest 2 y he tenido algún pequeño tirón en algunas cargas, así que en momentos puntuales no ha ido todo lo fluido que me hubiera gustado. Otra cosa que tampoco he entendido es por qué no tiene subtítulos en español. Hay un NPC que nos habla a veces, pero solo en inglés. A ver, hasta un niño lo entiende, pero no entiendo por qué no hay subtítulos.
Conclusiones
Gazzlers es un divertido shooter sobre raíles arcade, con una buena jugabilidad y un gunplay interesante, pero su vertiente roguelike desluce la fórmula. La progresión es lenta y parece forzada para alargar el juego, y esto le pesa mucho, porque no motiva a seguir y se hace repetitivo rápidamente.
Por último, dar las gracias a Odders Lab por cedernos una copia de Gazzlers.
