Tras la salida en 2021 de Behind the Frame en plano, el videojuego da el salto ahora a la realidad virtual con una versión totalmente adaptada para este tipo de jugabilidad. Behind the Frame VR ya está disponible para Meta Quest 2, Steam VR y PlayStation VR2. Después de jugar a la versión de PS5, te cuento lo que me ha parecido en este análisis.
El arte y sus complicaciones
Llevar un videojuego pensado para jugar en plano a la VR siempre es un reto. Estar “dentro” del título cambia la percepción de lo que te rodea y es algo complicado. Behind the Frame: El paisaje más bello, el juego original, es una aventura narrativa muy emotiva y que encandiló a muchos jugadores cuando salió. Su apartado artístico, que recuerda a Studios Ghibli, también es uno de sus fuertes.
Pero lo cierto es que su adaptación a la realidad virtual no ha sido todo lo buena que debería. En Behind the Frame VR te pones en la piel de una artista que tiene que terminar una obra clave para su carrera. El proceso creativo siempre es difícil y refleja las emociones presentes y pasadas del autor. Es por ello que, en esta pequeña aventura, la emotividad está muy presente.
Como decía, tienes que terminar un cuadro y, sí, te va a tocar pintar en ciertos momentos, pero es una mecánica muy básica. El pincel no tiene físicas y se rellenan los huecos que debes colorear de forma muy simple. Es más, si te equivocas de color en una zona, el título borra tu trazo y te recuerda que no debes hacerlo así. Y es que, tienes que seguir un diseño que tienes en tu carpeta.
Y, lo dicho, no puedes salirte ni un ápice de la guía. El cuadro ya tiene definidas las líneas en negro y el objetivo es colorearlo. Al principio solo podrás usar el amarillo, pero poco a poco irás desbloqueando nuevos tonos para tu paleta para seguir dando vida al dibujo. Pero, vaya, ten claro que no es un juego de pintar libremente, como Painting VR u otros. Behind the Frame VR es un videojuego narrativo en primera persona.
El desarrollo de este software tiene toques de juego de puzzles, pero las mecánicas VR casi brillan por su ausencia. Por ejemplo, para que la acción avance, debemos señalar con el puntero algo del escenario con lo que se pueda interactuar y, así, la trama avanzará. Normalmente, entre evento y evento nos toca realizar algún pequeño acertijo, que en ocasiones se vuelve todo un desafío, pero no por su dificultad.
La ausencia total de explicaciones hace que el juego sea frustrante a veces, sobre todo en los primeros minutos. No sabes qué hacer, a pesar de que el juego a veces indica los objetos con los que tienes que interactuar. Cuando pillas el truquillo, la acción fluye, pero al principio es muy difícil entender por falta de guías claras. Aún así, las mecánicas VR son flojísimas y es algo que desluce mucho el juego.
Por ejemplo, al principio de la historia tienes que hacerte un café. Pues bien, la taza la coges, pero el videojuego te obliga a dejarla en un plato en concreto. Y así con todo. El título te marca con una sombra dónde debes ubicar los objetos para que la acción avance de forma poco natural. Prácticamente, solo te dedicas a mover elementos y a pulsar algunos botones. Y es una pena, porque los puzzles en sí no están mal.
Las mecánicas VR son muy justitas, los menús muy rudimentarios e incluso las cinemáticas las verás en una pantalla plana en grande con el fondo negro. Además, no he conseguido conectar demasiado con la historia. Quiere forzar un interés por personajes externos a la artista que es imposible tener porque, sencillamente, no hay tiempo para crear un vínculo. Es un juego corto.
He jugado en PS VR2 y no aprovecha las características del visor, pero a nivel gráfico cumple lo suficiente. No es ningún portento visual, pero el arte hace mucho en este caso. Eso sí, hay diferentes fallitos gráficos. Aún así, lo peor es algo que hasta me cuesta explicaros… A veces, cuando andaba por el escenario, mi personaje “subía”, como si hubiera un escalón o algo en el suelo, cuando no había nada. Muy molesto.
Conclusiones
La gracia de los puzles, su bonito apartado artístico, la buena banda sonora y la calidez que se respira en el videojuego me han gustado. Behind the Frame VR es un juego muy humilde, cuya adaptación a la realidad virtual deja que desear, pero no creo que sea un título del que debas huir si te gustan los juegos narrativos. Tiene algo de magia y eso, a veces, pesa más que otras cosas.
Por último, dar las gracias a Akupara Games por cedernos una copia de Behind the Frame: The Finest Scenery VR.