Análisis de Wild Rumble

El estudio español Mean Mink debuta con Wild Rumble, un juego de fútbol roguelike con una clara influencia de la saga Mario Strikers. Este videojuego independiente es bastante divertido, pero le pesa mucho el tener poco contenido. Aún así, tiene ideas chulas y me lo he pasado bien tratando de llegar al final en cada run. Te cuento todo sobre Wild Rumble en este análisis.

Fútbol y roguelike, una combinación que sí funciona

Lanzar un primer videojuego siempre es duro y que el proyecto llegue a buen puerto ya es un milagro. Mean Mink ha conseguido ese primer hito lanzando al mercado Wild Rumble, un juego de fútbol arcade en 2D con una clara influencia de Mario Strikers, pero con un giro interesante: también es un roguelike. No tenía muy claro si los dos conceptos funcionarían bien, pero ahora sé que sí.

El Rey del Fútbol te ha secuestrado y quiere que juegues para él. Para poder librarte de su yugo, debes ganar una especie de torneo dividido en varias fases. Eso sí, si te eliminan, tienes que empezar desde cero. Vaya, lo típico en un roguelike. Si has jugado a obras como Slay the Spire, entenderás perfectamente a qué me refiero, aunque olvídate de tener que tomar decisiones en un mapa. Aquí es más sencillo.

Al comienzo de cada intento puedes elegir a tu equipo. Los personajes del título son animales. Al principio podrás manejar a un zorro, un cocodrilo y un dinosaurio, pero luego desbloquearás otros, como un pingüino. Cada uno de los jugadores tiene unas estadísticas que le hacen único, pero lo más interesante son las habilidades que tiene cada uno de ellos: desde pegar mordiscos a teletransportarte a una zona del campo.

Sí, este fútbol no es el que vas a encontrar en el EA Sports FC. Para empezar, los partidos son 3 vs 3 (más un arquero por equipo). Los porteros son robots y juegan de forma automática. Paran absolutamente todo lo que les lances, salvo que consigas debilitarles. Con cada chut les quitas vida y cuando la salud llega a 0 marcas gol. Eso sí, olvídate de dar un zapatazo desde tu área, porque sólo puedes disparar en una zona concreta.

De hecho, tampoco puedes chutar a lo loco. Para quitar mucha vida a los porteros y aprovechar cada disparo (es tan frenético que no hay muchos por partido), debes cargar la pelota, ya que así hará más daño. La forma de hacerlo es sencilla: con cada pase bien hecho de forma consecutiva entre tus jugadores conseguirás una carga adicional. Cuantos más pases, más fuerza tendrá el golpeo.

Los pases son básicos: uno raso y otro aéreo, pero hacerlos no es fácil, no sólo porque sea complicado ser preciso, sino porque tus rivales no te lo van a poner en bandeja. Es un juego muy físico, con placajes terroríficos que tumban al otro jugador durante unos segundos y habilidades especiales que pueden dañar seriamente al otro equipo (aunque no hay lesiones ni nada por el estilo).

Otras habilidades se centran en mejorar algunos aspectos del juego. Por ejemplo, el pingüino Jaimito se especializa en la velocidad y sus movimientos especiales también pueden potenciar eso. Hay que ser estratégico y utilizar con cabeza todo lo que los jugadores ofrecen. Es más, Wild Rumble te penaliza si vas a lo loco. Si fallas un placaje, serás tú el que quedes inconsciente unos segundos.

Eso sí, creo que hay muy pocos jugadores. El número no llega ni a 10, aunque cada uno es bastante único. Es cierto que los roguelikes suelen tener pocos personajes, pero en un juego como este echo en falta más. Me ha parecido una cantidad escasa y que limita bastante la longevidad del título. Sin duda, hay campo de mejora en este sentido para el futuro.

La otra cosa curiosa que tiene el videojuego es el sistema de vida. Cuando empiezas una run tienes dos corazones. Tus equipos rivales también tienen uno o más al comienzo de cada partido. Cada gol encajado quita un corazón y si los pierdes todos, has fallado el intento y debes reiniciar. Se dan situaciones atípicas por eso: puedes, por ejemplo, empatar o perder un partido por goles, pero salir victorioso porque te quedan vidas.

Empate y a casa

El punto roguelike le da una capa extra de estrategia y emoción, aunque se queda corto y no hay mejoras permanentes, más allá de desbloquear jugadores. En cada run puedes conseguir unos modificadores (llamados awakenings) que vas obteniendo de forma aleatoria. La mayoría son útiles, aunque hay algunos que tienen un impacto muy claro, como uno hace que tu zona de chut sea más grande. Estos objetos se pueden mejorar.

También puedes mejorar los atributos de los jugadores o conseguir más vidas (o curarte), por citar dos ejemplos. Como buen roguelike, puedes llegar a encontrar una tienda, en la que puedes comprar algunas de estas ventajas. Eso sí, el sistema de obtención de premios es confuso al principio porque no está bien explicado. Cuando llevaba un par de intentos lo entendí.

Antes de cada partido tienes que elegir cuál será tu premio si sales victorioso. Si quieres un awakening tendrás que seleccionarlo (si te aparece como posibilidad). Es decir, el camino de cada fase es fijo (varios partidos “normales” y uno contra jefes), pero al menos tienes la opción de personalizar un poco tu equipo eligiendo las recompensas. Siempre ganarás dinero, y si lo seleccionas como premio, ganarás más de lo normal.

Y no hay mucho más, la verdad. Eliges a tu equipo de 3 entre los personajes desbloqueados y te lanzas a intentar superar el reto. Al no haber mejoras permanentes, más allá de desbloqueos de nuevos awakenings que pueden aparecerte en futuras runs, depende mucho de la suerte que tengas con las mejoras y de tu dominio del juego, que ya te adelanto que es complicadito.

Lo que me fastidia especialmente es que el juego está guay y el concepto funciona bastante bien, pero le falta mucho contenido, llevar más allá la idea de roguelike y ser algo más variado en escenarios, situaciones y modos de juego (hay pocos, el principal roguelike, partido libre y cooperativo). Los partidos son muy cortos y a veces parece que quiere ser difícil de forma artificial para alargar la experiencia, sobre todo en encuentros contra bosses.

La jugabilidad está muy chula y hay momentos de verdadero infarto, en el que debes combinar muy bien las habilidades de tus personajes con la precisión de buenos pases y disparos certeros (tienes que acertar en una barra, se golpea la bola teniendo pulsado el botón), pero se nota mucho que es un proyecto humilde y que llega hasta donde llega. Lo entiendo, pero a la vez es una lástima, porque se queda a medio gas.

Por lo demás, los textos están en español y artísticamente me ha parecido simpático, con diseños bien hechos y una interfaz de usuario bastante clara. No tiene casi opciones gráficas, pero me ha funcionado bien a 4K y 60 FPS. Y está bastante pulido. Salvo un bug extraño que hace que los jugadores de tu equipo se queden a veces haciendo cosas raras (creo que es bug, vaya), funciona perfecto.

Conclusiones

Wild Rumble une sorprendentemente bien los roguelikes con el concepto de Mario Strikers, creando un juego arcade de fútbol 3 vs 3 sencillo, pero divertido. El problema es que le falta bastante contenido y profundizar en las mecánicas roguelike. Es una pena que no llegue a más, porque la base es innegablemente entretenida.

Por último, dar las gracias a Mean Mink por cedernos una copia de Wild Rumble.